
MODA – La estética de la incertidumbre

Por: Ramiro García
La tendencia inflacionaria que atraviesan las economías del mundo y una vaticinada crisis económica han impactado las líneas de diseño en la moda, no necesariamente haciéndolas más austeras.
El lujo se ha resignificado, la técnica de piezas hechas a mano, el uso de metales y piedras preciosas continúan estando ligados a su estética, pero a este concepto de lo altamente aspiracional se le han sumado nuevos elementos. La tecnología, como la impresión 3D o el reciclaje de materiales, se imponen frente a antiguos iconos como la utilización de pieles animales, del cual muchas marcas han desistido.
Más allá de los desarrollos tecnológicos, es inevitable que las estéticas se alteren de gran forma cuando los mercados lo hacen. La gran diversificación de capital que han permitido las criptomonedas y el trabajo remoto, así como la resiliencia emprendedora que vino con la pospandemia, han hecho de esta crisis una quizá no tan evidente. Es por esto, que a diferencia de otros periodos en los que se asumía una economía de guerra, implementar el minimalismo en el diseño no es necesariamente el único camino a tomar.

Marcas y diseñadores como Stella McCartney, Prada y Versace, se han convertido en Fur Free, dejando de usar pieles animales para enfocarse en nuevas propuestas de lujo de la mano de la tecnología.
En el retail en general, pero sobre todo para el segmento del lujo, el reto para creativos y diseñadores está en responder con creaciones que demuestren una lectura de la situación actual sin perder el seguir siendo objeto de deseo. El aumento de la conciencia sobre el privilegio o el terror a ser cancelados ya han alcanzado el estilismo de las alfombras rojas. TikTok ha bautizado como ecession-core al fenómeno en donde vemos a las celebridades prescindir de accesorios y joyas, presentando así una versión menos ostentosa de sí mismos.

La ausencia de joyas ostentosas ha sido un común en las alfombras rojas y pasarelas de este año.
Entre las estrategias para mostrarse más a tono con el contexto, las marcas consideran también la propuesta del lujo silencioso. Este tiene como premisa enfocar el esfuerzo y la creatividad del diseño al uso de materiales exclusivos en prendas clásicas de muy buena construcción. La lana de vicuña, la de merino, la seda o el lino en tonos neutrales son algunas de las materias primas con las que se puede brindar una exclusividad no necesariamente minimalista, pero sí menos suntuosa, dejando atrás la logomanía para convertirse en un lujo casi solo para el disfrute de quien sabe lo lleva puesto.
Las colecciones vistas en la pasada semana de la moda Otoño 2023 Ready to wear ya acuden a lo silencioso. Saint Laurent tomó su onda ochentera manteniendo los grandes hombros, su amor por el cuero de borrego y la seda, pero conteniéndose en brillo y color. Valentino dejo de lado su rosa encendido para aplicar la escala grises a gran cantidad de looks y finalmente el resurgir de Ferragamo con Maximilian Davis, nos recordó que la sastrería clásica bien ejecutada no tiene por qué ser aburrida. Pero este momento tiene su lado no tan austero, y es que no todas las marcas pueden permitirse el “lavar” o abstraer en gran manera las siluetas y prints que tanto les ha costado posicionar.

El lujo silencioso es una respuesta a los tiempos en donde lo ostentoso no es bien recibido por el contexto.
Es aquí donde lo surreal y lo cómico o “cartoon” entran en el diseño como una forma de ser más vistosos, pero permaneciendo a salvo de mostrarnos desconectados de la realidad a lo María Antonieta. Aunque puede que vestir divertido a algunos les parezca ridículo, es difícil que les parezca odioso. En este lujo de lo caricaturesco, la tecnología hace que los dibujos salgan de las pantallas para que caminen por la pasarela y eventualmente por la calle, como lo hacen ahora las famosas botas de Astroboy presentadas por el colectivo neoyorkino MSCHF.
Con o sin crisis, el momentum alcanzado por algunas marcas como la española LOEWE es algo que no pueden permitirse detener, por lo que su respuesta es la fantasía. La ropa que simula ser gráficos de 8 bits, las prendas y calzado hinchados o “puffy” estilo muñeca hacen clic y continúan posicionando a la marca, trabajando con la nostalgia por la infancia en tiempos de estrés e económica. Por su parte, Bottega Venetta mezcla el lujo silencioso con lo cómico al crear la ilusión de distintos materiales como el denim y el algodón cuando en realidad están realizados en cuero.

Lo cómico y lo surreal se presentan como una opción más empática y amigable del lujo ostentoso.
Luego de la crisis de 2008 fueron muchos los códigos de moda resignificados que quedaron para la posteridad. Entre estos, la descategorización de los tonos nude como aburridos o inapropiados, el triunfo del Athleisure o la masificación del uso de ropa deportiva en contextos menos informales. Los códigos de la belleza también tuvieron disrupción, llegando a la aceptación e incluso aprobación de los cabellos rubios no retocados y con raíces oscuras, que luego se convertirían en costosos balayage o californianos.
Con grandes cambios en las direcciones creativas de marcas como Gucci, Burberry y Moschino tendremos que ver si el ganador será el lujo silencioso o el cómico, pero lo que está claro es que la estética nunca dejará de evolucionar, reescribiendo códigos y cancelando otros, y desenvolviéndose desde el lujo hasta lo que reposa en incluso en tiempos de incertidumbre.
Este artículo pertenece a la edición Nª7 de nuestra revista

