El verano que se teje En la frontera
Durante el espacio que proporcionó la cuarentena en el 2020, el artista visual y textil Andrés Castellanos quiso dar forma a un sueño para el que se había preparado por mucho tiempo; crear un tejido–laboratorio en el que podía proyectar su visión del mundo tropical y andino. Con base a su propia historia, formación y sus múltiples formas de habitar el mundo entre los límites difusos del arte, la arquitectura y la moda, da vida a la marca En la frontera.
Con sus manos, Andrés comenzó a explorar el tejido en el contexto caluroso local, renovando y entremezclando las técnicas del crochet y las dos agujas, y aplicándolas a prendas contemporáneas slow fashion. Para él: “las siluetas y colores vibrantes están inspiradas en la poética vida tropical y andina, los paisajes cotidianos, la música latinoamericana (especialmente los boleros), la arquitectura, y en las reflexiones sobre nuestra relación con el afuera, sobre la proximidad, la otredad, y el refugio”.
En la frontera es protagónica la tejeduría de prendas superiores y vestidos de silueta oversized, de talla única y sin género, siendo las camisetas tipo polo el diseño más icónico. No obstante, todos cuentan con la posibilidad de ser hechos a la medida.
La firma ha explorado también con atuendos inferiores y carteras. Su paleta se ha compuesto de amarillo, rojo, verde militar, camel, crudo y negro; todas las piezas se producen en el color de preferencia del cliente según la disponibilidad de la materia prima. Conforme al color del diseño, utilizan algodón 100% o mezcla de algodón y poliéster recuperados (70% – 30%), y lo más destacable, es que todos los materiales son hilados en Colombia.
El trabajo manual es parte del ADN de la marca; las prendas más sencillas tardan alrededor de 20 horas, las más complejas como los vestidos, pueden tomar hasta 50 horas. “Actualmente trabajo con dos tejedores (una mujer y un hombre, ambos padres de familia) quienes perciben ingresos muy importantes para sus familias gracias al proyecto pues nos aseguramos que todos los involucrados en la cadena de valor, reciban un pago justo”, añade el director creativo.
Una promesa de vestir una pieza de En la frontera, es que el consumidor portará un amuleto que lo acompañará durante toda su vida. “El proceso con mis clientes siempre es muy cercano y construimos relaciones muy especiales. Son personas que valoran el hacer lento y están orgullosos de nuestra historia, de nuestra cultura y de todo aquello que nos hace tan especiales e inmensamente ricos como latinoamericanos”, confirma Andrés.
Más que prendas también se tejen nuevos sueños en la firma. Llegar al mercado internacional con un producto tan enraizado como global, como el que han desarrollado hasta ahora, es un gran cumplido a gran escala; no sin antes de continuar fieles a sus tiempos lentos para asegurar un producto reflexivo y de excelente calidad. “Queremos seguir ampliando nuestra red de tejedores para aportar juntos a la innovación en el hacer artesanal e impactar positivamente en la vida de más familias”, concluye Castellanos.
Con el deseo formulado y concedido por el universo, solo queda esperar los nuevos veranos tejidos En la frontera.
IG de En la Frontera: https://www.instagram.com/enlafrontera/
ESTE ARTÍCULO PERTENECE A LA EDICIÓN #4 DE NUESTRO PERIÓDICO GRATUITO
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