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CHARLA – Juan Pablo Socarrás, historias hechas a mano

Por: Valentina Orrego

Juan Pablo Socarrás, un ribereño que se autodenomina diseñador con propósito y gestor social, es también con-sultor, conferencista y director creativo de su empresa SOCARRÁS. Para esta edición lo busqué porque, luego de asistir a una de sus conferencias, me llamó profundamente la atención su trabajo social y cómo construye y desarrolla productos y colecciones de la mano de diversas comunidades en Colombia y Latinoamérica.
Sin embargo, no fue únicamente su trabajo lo que me impactó, pues ya habia tenido la oportunidad de presenciar varios de sus desfiles y conocer sus procesos. Lo que realmente me cautivó fue la manera en la que habla sobre el ejercicio de crear e impactar comunidades de forma consciente, a través de lo que él denomina Historias Hechas a Mano. Su pasión al relatar las experiencias que ha vivido, especialmente con mujeres, y cómo transforma sus vidas al darles valor y reconocimiento a sus procesos manuales, fue lo que realmente me inspiró.

¿En pocas palabras, cómo te defines como creativo?
Me defino como un hombre que recorre el mundo encontrando belleza donde otros no la ven. Eso es lo que hago cada día.

Cuéntanos un poco sobre la trayectoria del proyecto Historias Hechas a Mano.
El proyecto Historias Hechas a Mano nació inicialmente como un eslogan de la marca, ya que siempre decía que no vendía productos, sino historias. Con el tiempo, cuando mi marca evolucionó de Juan Pablo Socarrás a SOCARRÁS, surgió la necesidad de desarrollar proyectos con impacto social. Así, Historias Hechas a Mano se convirtió en el brazo social que trabaja con comunidades en contextos difíciles de Colombia, Latinoamérica y, en el futuro, el mundo.

El proyecto representa una transición hacia la sostenibilidad; no somos una marca sostenible, pero caminamos hacia ella. Nos enfocamos en impactar y transformar socialmente, promoviendo la autonomía de las comunidades con las que trabajamos. No buscamos explotar ni salvar a nadie, sino acompañarlos y brindarles herramientas. En este sentido, el concepto de “empoderamiento productivo” es clave: se trata de acciones concretas que les permitan decidir sobre su futuro, incluso en circunstancias adversas.

Aunque a veces recibimos críticas por enfocarnos principalmente en mujeres, esto se debe a que, en la mayoría de las comunidades artesanales o vulnerables, encontramos a mujeres liderando los oficios. A pesar de esta sensibilidad hacia lo femenino, somos inclusivos y trabajamos con cualquier población, valorando su presente y futuro. Identificamos sus habilidades, especialmente manuales, y les enseñamos a desarrollar modelos de negocio viables y sostenibles, desde la gestión financiera hasta la comercialización.

No entregamos capital semilla, sino conocimiento, porque creo firmemente que la educación es la herramienta más poderosa de transformación social. Además, promovemos el diseño como un diferenciador respetando la tradición y la cosmovisión de las comunidades, a través de talleres creativos y procesos de cocreación. También buscamos que oficios tradicionales como la costura, la sastrería, los tejidos y bordados no se pierdan, dignificándolos individual y colectivamente.

En una charla reciente mencionaste conceptos clave como: aprender a escuchar, transparencia y confianza. ¿Cómo logras implementarlos en tu trabajo con las comunidades?
Uno de los mayores aprendizajes de mi vida es el valor del silencio. Al estar cómodo con el silencio, no tengo la necesidad de llegar a imponer o hablar de inmediato, lo que me permite escuchar verdaderamente a las comunidades. Este enfoque contrasta con el ego de algunos diseñadores, que llegan a imponer sin comprender el contexto, las técnicas o los oficios de las comunidades, lo que casi siempre termina fracasando.

Cuando llego a una comunidad, no comienzo directamente con el trabajo; me tomo el tiempo de conocer a las personas, sus vidas y su propósito. Esta conexión inicial, aunque a veces cuestionada por patrocinadores, es fundamental para construir confianza y establecer una relación honesta. La transparencia también es clave: desde el principio dejamos claras las expectativas y las etapas del proceso, sin crear falsas ilusiones. Por ejemplo, no prometemos fama inmediata ni grandes ventas internacionales, pero sí ayudamos a transformar sus habilidades en productos valiosos con potencial competitivo.

Al enseñarles a trabajar de manera justa y obtener un beneficio económico, las comunidades valoran nuestra colaboración y eso fortalece la confianza mutua, esencial para el trabajo en equipo.

Has hablado de cocrear con las comunidades sin imponer. ¿Puedes profundizar en este concepto?
Para mí, cocrear es fundamental porque se trata de transferir conocimientos, no desde la complejidad, sino desde lo cotidiano. Por ejemplo, explicar cómo las estaciones influyen en la moda en otros países o cómo se perciben los colores en diferentes culturas. Al mismo tiempo, aprendemos de ellos: cómo ven su entorno, cómo trabajan y qué procesos utilizan.

No buscamos cambiar su esencia, sino potenciarla. Les ayudamos a ser competitivos, ya sea en ferias locales o internacionales, siempre respetando sus tradiciones y dándoles herramientas para que su trabajo tenga un diferencial. La cocreación es un intercambio genuino de saberes que enriquece tanto a ellos como a nosotros.

Esta edición se centra en resaltar los oficios y procesos hechos a mano, y su importancia. ¿Cómo ves este panorama en el ámbito nacional e internacional?
La artesanía, con sus historias, comunidades y procesos manuales, se ha convertido en el nuevo lujo global. Sin embargo, debe hacerse con excelencia, de manera que provoque deseo. Transformar materiales reciclados en piezas de arte o incorporar intervenciones artísticas en productos tradicionales puede elevarlos al nivel de lujo.

Creo que, como país, debemos dejar atrás los complejos y sentirnos orgullosos de nuestras raíces. Cuando lo hagamos, el mundo se enamorará de nuestra cultura.

¿Crees que actualmente existe mayor conciencia sobre la sostenibilidad social?
Estamos en proceso. Muchas empresas y organizaciones están transitando hacia modelos más sostenibles, pero es un camino que requiere honestidad. La sostenibilidad total, cumpliendo todos los objetivos, es irreal; lo importante es identificar los puntos donde se puede contribuir y hacerlo de manera efectiva. No se trata solo de materiales, sino de trabajar con indicadores cualitativos y cuantitativos que reflejen un compromiso real.Por último, ¿consideras que las empresas sociales serán más comunes y visibles en Colombia?
Sí, ya estamos viendo ejemplos. Las empresas sociales son el presente y el futuro. Al desarrollar modelos de negocio que impacten socialmente y generen bienestar, incluso con acciones sencillas como pagos justos y análisis de trazabilidad, estas empresas no solo contribuyen al entorno, sino que también logran sostenibilidad a largo plazo.

Esta entrevista hace parte de la edición N°12 de nuestra revista

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