
CULTURA – Nadien lee, pero todos somos (lectores)

Por: Laura Giraldo
Leer no es difícil, lo difícil es vivir sin hacerlo.
Lo hacemos en la estación de bus, los baños del centro comercial, el menú del restaurante, o la factura de los servicios públicos. En ese documento antes de dar el sí. Leer no es difícil, pero es peligroso no hacerlo; o si no vayan a Netflix y busquen Vis a Vis (porque creo firmemente que la realidad siempre supera la ficción).
No creer en el poder de la lectura nos impide crear una cosa nueva; encoje no solo nuestra imaginación, sino nuestras posibilidades.
La posibilidad de reír, leer, trasnochar, bailar.
De ser amantes, exiliados, y libres.
Estar un día gritándole a la pantalla y al otro abriendo un libro, porque tenemos la posibilidad de ser, y lo podemos ser todo. No creemos que la lectura sea un espacio para unos pocos porque es entre todos que construimos una sociedad.
Una sociedad que necesita gente elástica. Personas que van, vienen y vuelven hasta encontrar su punto de vista, que no se quedan en la superficie de lo vivido; los que exploran, cuestionan y se dan cuenta. Una sociedad que entienda que todos somos. Que la vida, así como los libros, tiene tantas historias como posibilidades. Que todos en algún momento somos dramáticos, olvidadizos, racionales, o emocionales. Que también podemos ser impacientes, acelerados o calmados. Pero que siempre (sobre todo cuando la vida nos sonríe) podemos llegar a ser lectores. Leer como acto social, como acto de rebeldía, de auto cuidado. Leer como derecho de todos, y esperamos, fortuna de muchos.



Por eso nos arriesgamos a seguir creyendo en el sueño de construir un espacio para convivir.
Porque la vida no es más que una gran conversación. Todo convive.
Las consideraciones de aprendizaje y los recuerdos del pasado, el misterio romántico y la certeza científica, la ficción y la no ficción. Los libros, la música y las ideas que habitamos con cada parte de nuestro cuerpo y con todos los sentidos. Todo convive.
En Bukz vivimos entre ideas, porque son infinitas cuando la imaginación está bien alimentada, y estar rodeados de libros en una excelente manera de lograrlo. Nos arriesgamos a construir un lugar nuevo, un espacio para compartir la intimidad de una conversación con un libro, con un café, con una idea, con un ser humano. Un espacio donde Nadien lee, pero todos somos humanos. Y podemos ser lectores.
Este artículo pertenece a la edición Nº11 de nuestra revista

