
OFICIOS
La Mansión Secreta
Hace siete años nació La Mansión Secreta, una marca que respira creatividad y honra el legado personal y familiar de Tatiana, su fundadora. La pasión de Tatiana por el bordado viene de su madre, quien le transmitió la conexión con este oficio. En sus inicios, la marca surgió como un proyecto en sociedad con una amiga, vendiendo accesorios.
Sin embargo, con el paso del tiempo, Tatiana tomó las riendas en solitario, transformando La Mansión Secreta en lo que es hoy: un espacio dedicado al bordado, la naturaleza y el trabajo manual.
El nombre de la marca tiene una carga simbólica profunda. Tatiana quiso rendir homenaje a la casa de su infancia, un lugar pequeño y escondido, lleno de creatividad. La ubicación poco visible y el contexto social de su familia, que enfrentaba las limitaciones de “no mostrarse”, hacen que ese espacio sea ahora reivindicado como un refugio de autenticidad y arte. En este entorno crecieron ella y su hermano, un artista plástico que hoy también colabora en los procesos de la marca, al igual que su madre.
El bordado, para Tatiana, es mucho más que una técnica; es una forma de estar presente. “El bordado te silencia y te vuelve presente”, asegura. Cree firmemente que quien llega al mundo del bordado, se queda. Tatiana crea su propio fieltro con lana natural y experimenta constantemente con diferentes materiales. Explora soportes, agujas y texturas, aprendiendo desde la dificultad que cada material presenta, porque, según dice, “hay que aprender a manejarlos y disfrutar lo que se está haciendo”.
La naturaleza es una gran inspiración para Tatiana, pues crecer rodeada de flora y fauna marcó profundamente su sensibilidad artística. En sus borda-dos, los jaguares, pájaros, flores y frutas cobran vida en piezas únicas.
Cada diseño no solo refleja su creati-vidad, sino también su personalidad: el revés del bordado, según Tatiana, es como la huella digital de cada persona, único e irrepetible.






La Libertad Joyería
La Libertad Joyería, una marca con 15 años de historia, es el reflejo de la profunda conexión de Federico con el mundo de las joyas, un amor que nació en su infancia. Aunque el oficio de la joyería llegó a su vida más tarde, en el camino, su formación inicial fue en publicidad. Durante varios años trabajó en agencias, pero fue en ese contexto donde encontró en la joyería una vía de escape, un espacio donde podía experimentar verdadera libertad creativa. Así surgió el nombre de su marca, La Libertad, como un tributo a esa sensación de independencia que encontró al dejar atrás el mundo publicitario.
El estilo de La Libertad se distingue por ser suntuoso y decorativo, una estética que fusiona elementos del art déco, el ornamento y el barroco. Estos estilos, cargados de detalles y complejidad, definen la esencia de la marca y su compromiso con la creación de piezas únicas y sofisticadas.
Para Federico, el proceso creativo siempre comienza con una idea que le llega de forma espontánea. Estas ideas son luego sometidas a una investigación exhaustiva sobre el tema, evaluando su potencial para convertirse en una joya atractiva. El desarrollo inicial de cada pieza comienza con una ilustración digital, un paso fundamental en el que el diseño toma forma y comienza a cobrar vida.
Curiosamente, sus libros favoritos son las enciclopedias, una fuente inagotable de inspiración y conocimiento que alimenta su creatividad.
Es este amor por los detalles, la historia y el arte lo que se traduce en piezas que cuentan historias y capturan la atención de quienes las contemplan.






VERDENEGRO
Camilo Avilez y Jesús Suárez, un ingeniero civil y un arquitecto apasionados por el trabajo manual, son los creadores de VERDENEGRO. La marca nació de una charla casual con una taza de café, una conversación que poco a poco tomó forma y evolucionó hasta convertirse en un espacio dedicado al diseño, la cerámica y la creación de piezas únicas para el hogar.
Desde sus inicios, VERDENEGRO se ha caracterizado por su enfoque en el diseño minimalista y de alta calidad.
Aunque el camino no ha estado exento de desafíos, Jesús afirma: “Todo el camino de construcción ha sido lindo” Por ejemplo, el mundo del café, en el que inicialmente no tenían experiencia, los acogió de manera natural. Este espíritu de aprendizaje y colaboración ha sido fundamental en el crecimiento de la marca.
En sus primeros pasos, intentaron producir sus diseños en el Carmen de Viboral, reconocido por su tradición cerámica, pero el proyecto no funcionó como esperaban. Fue entonces cuando apareció lo que llaman “un ángel” alguien que los guió en el proceso de producción y les enseñó valiosas lecciones sobre el oficio.
La marca no solo ha sido un espacio de diseño, sino también un punto de encuentro para diferentes gremios y personas que han colaborado de manera natural, enriqueciendo cada proyecto.
En estos tres años de trayectoria (uno como idea y dos con el lanzamiento de productos), han logrado consolidarse como una marca de piezas cerámicas que embellecen la cotidianidad del hogar.
El futuro de VERDENEGRO se visualiza como un espacio donde converjan varios oficios, continuando con su compromiso de crear productos únicos, minimalistas y de excelente calidad.
Una taza de café fue el punto de partida, pero el camino recorrido ha sido mucho más que eso: un viaje de aprendizaje, pasión y colaboración.






Esta editorial pertenece a la edición Nª12 de nuestra revista

